jueves, 2 de junio de 2016

The Best of May 2016

Este mes de mayo, he aplicado a rajatabla el primero de los "Doce consejos para escribir buenos cuentos" de Roberto Bolaño: "Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte". Es un consuelo tener la bendición de un maestro literario como Bolaño.

Así, uno de mis cuentos se titula Un ateo en la JMJ, pero la verdad es que no es exactamente un cuento, sino una crónica y/o ensayo sobre la Jornada Mundial de la Juventud que tendrá lugar del 26 al 31 de julio de 2016 en Cracovia. El segundo se llama Mateorías y, aunque pensaba que sería un cuento, debo admitir que se me está yendo de las manos: no sé si resultará ser un relato largo o una novelita o qué. Si nos ponemos quisquillosos, pues, parece que en realidad no estoy siguiendo el primer consejo de Bolaño.

Y si continuamos leyendo los doce mandamientos del escritor chileno, veremos que definitivamente los incumplo: "Cuidado: la tentación de escribirlos [los cuentos] de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes". Si escribir dos textos a la vez es lo mismo que escribir uno, Mateorías y Un ateo en la JMJ son lo mismo. De haberlo sabido antes, me habría ahorrado unas cuantas horas de escritura.

Sin embargo, he de darle la razón a Bolaño: aunque parezcan cosas diferentes, en ambos hablo de Cracovia y de mí, dos temas de los que no logro salir. ¿Para qué? Por ahora estoy bien aquí, en Cracovia y en mí. Además, Un ateo en la JMJ y Mateorías comparten otra peculiaridad: su escritura tiene fecha de caducidad. Quiero escribirlos y terminarlos ahora mismo, en junio y julio, porque el 29 de julio me iré a España a pasar dos semanas de vacaciones. Pero Bolaño no tiene razón en todo: hay algunas diferencias obvias entre los dos proyectos. El género literario es la más clara. Por un lado, Un ateo en la JMJ es un texto sin ficción, quiere ser reportaje, crónica y ensayo, algo que hasta ahora nunca había intendado escribir; para terminarlo, deberé documentarme, entrevistar a algunas personas, analizar datos. Por el otro, sí he escrito relatos de autoficción como Mateorías, pero no tan largos; si quiero concluirlo, tendré que recordar e inventar.

De cualquier manera, estoy seguro de que Bolaño me habría dado su bendición.

Este mes de mayo, en el tiempo libre que me ha dejado la escritura, he seguido viviendo. En primer lugar, he seguido trabajando: preparando y dando clases de español y de literatura española. Como Carmen Martín Gaite estaba en el programa del curso de literatura, he leído Retahílas.

Pero también he seguido leyendo por placer, por supuesto: How We Survived Communism and Even Laughed, unos fabulosos ensayos de Slavenka Drakulić, mi autora croata favorita (no he leído a muchos croatas). Y el club de lectura llamado dead poets society —un mexicano, un colombiano y un español se reúnen en una cafetería para hablar de literatura— se ha seguido encontrando. Gracias a ello (y al blog Un libro al día, de donde sacamos la recomendación), he leído una novela genial: El ejército iluminado de David Toscana.

Y este mayo, last but not least, he seguido escribiendo este best of mensual. Voy dándome cuenta de que esto no es solo de un diario de lecturas.


1. Carmen Martín Gaite, Retahílas (1974)

Probablemente Retahílas sea la mejor novela de Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925 - 2000) que he leído, como mínimo al nivel de El cuarto de atrás. El argumento no es complicado: tras mucho tiempo sin visitarla, el joven Germán llega a la casa familiar para ver a su abuela agonizante, pero sobre todo para hablar durante horas con su tía Eulalia, conversación largo tiempo aplazada y anhelada. Primero charlan sobre la familia y, después, sobre lo divino y lo humano —la necesidad de un interlocutor, la muerte, el compromiso político, la evocación de la infancia, temas recurrentes de la novelista salmantina—. La estructura de Retahílas refleja el diálogo entre Germán y Eulalía, ya que cada capítulo corresponde a la retahíla que una le suelta al otro y viceversa. El planteamiento evoca Cinco horas con Mario de Miguel Delibes: por un lado, tenemos un (casi) cadáver (el de la abuela) y, por el otro, no tenemos un monólogo interior sino dos. Aunque hablar con monólogos sin interrupciones le resta verosimilitud a la obra, el estilo oral logrado por Martín Gaite es genial; su locuacidad, sus frases alargadas, sus repeticiones y su propensión a las reflexiones recuerdan al estilo que haría famoso a Javier Marías. Es sorprendente que, aunque Retahílas sea una novela experimental en sintonía con lo que se escribía durante los setenta, Martín Gaite supiera adelantarse a su época y experimentar moderadamente: el hilo narrativo (la conversación) no se pierde nunca, se mantiene el equilibrio entre la forma y el contenido.


2. Slavenka Drakulić, How We Survived Communism and Even Laughed (1991)

Cada vez que voy a Zagreb con mi novia, hago una incursión en la librería Algoritam y salgo con un par libros-souvenir, en general de la editorial croata VBZ, que publica "The best of Croatian literature"; este es el cuarto de Slavenka Drakulić (Rijeka, 1949) que compro y leo. How We Survived Communism and Even Laughed (HWSCEL) es una antología de ensayos nada académicos acerca del comunismo. Como buena ensayista, Drakulić se pone en el centro de casi todos los textos: parte de la cotidianidad y de una mirada desde abajo para terminar cargando contra el sistema. Este punto de vista logra que el lector tome consciencia del mayor fracaso del comunismo: su incapacidad de combatir la escasez —de papel de váter, comida, ropa, vivienda, variedad, libertad...—. La gran peculiaridad de algunos ensayos de HWSCEL es que analizan la sociedad desde una óptica femenina, poniendo de relieve que el comunismo también fracasó con las mujeres y el feminismo. Pero, como sucede en los ensayos de Café Europa, la autora croata no solo diagnostica las enfermedades de los países comunistas —Yugoslavia, Polonia, Checoslovaquia, la RFA, Hungría, etc.— , sino que también es muy crítica con los capitalistas (y con los comunistas occidentales, incapaces de comprender el comunismo desde su torre de marfil).


3.  David Toscana, El ejército iluminado (2006)

¿Qué pasaría si alguien interpretara al pie de la letra la belicosa letra del himno mexicano: "Mexicanos, al grito de guerra // el acero aprestad y el bridón"? Pues que "la liaría parda", se enfrentaría al mundo-enemigo y lo llamaríamos loco. Este es el quijotesco planteamiento de El ejército iluminado, una obra maestra del mexicano David Toscana (Monterrey, 1961). Su protagonista es Ignacio Matus, un exprofesor de escuela de Monterrey, que junto a cinco exalumnos quiere llevar a cabo una alocada empresa: reconquistar Texas, vendida por México a EE.UU. en 1845. Cada componente del "ejército iluminado" es más patriota y más idiota que el anterior: el general Matus, que en 1924 corrió una maratón en México mientras la maratón olímpica se estaba celebrando en París; el Cerillo, un retrasado baboso; Comodoro, un niño gordo del que todos se burlan; Azucena, la única chica del grupo y novia del gordo Comodoro; el Milagro, también medio tonto pero con ínfulas; y finalmente Ubaldo, el líder después de Matus y el niño-pintor que retratará las gestas del campo de batalla. El ejército iluminado es una descacharrante parodia de las novelas de guerra, pero también una brutal sátira del nacionalismo mexicano, en concreto, y del nacionalismo en general; sí, el humor es imprescindible para reblandecer los dogmas. Una pregunta/propuesta final: ¿qué pasaría si alguien interpretara al pie de la letra la belicosa letra de, por ejemplo, el himno catalán: "Que tiemble el enemigo // al ver nuestra bandera: // como hacemos caer espigas de oro // cuando conviene segamos cadenas"?

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