domingo, 3 de junio de 2012

Vacaciones vanguardistas (y II)


Lo fu-turístico
El barrio de la Barceloneta está engalanado como una verbena veraniega: el colorido decadente y la música pachanguera conforman la atmósfera, junto a la mezcla olfativa de sangría, fritanga, protector solar y sudor. No sabría decir si están celebrando algo o es el ambiente habitual.

M, la prima, se detiene frente a una tienda.

—La gente está loca —dice M, señalando, no las fiestas, sino el escaparate de la tienda—. ¿Quién se monta en un trasto de estos?

Los trastos son las bici-motos del futuro: una plataforma individual con un manillar y dos ruedas paralelas. Que mantengan el equilibrio es tan insólito como su propia existencia: ¿qué ingeniero tarado ha querido cumplir sus fantasías de ciencia-ficción infantiles?

Un hombre con traje, corbata y maletín sale de la tienda montado en uno de estos vehículos; pasa entre nosotros y se detiene frente a un grupo de guiris que festeja delante de un bar. Los turistas se ríen, levantan sus copas, brindan por el progreso científico y tecnológico y finalmente le ceden el paso.

—¿Queréis probarlo, chicos? —nos pregunta el dependiente de la tienda.— ¡El Segway Personal Transporter es el transporte inteligente y divertido! Es el transporte del futuro en el presente: no hay nada más fu-turístico en toda Barcelona.

M se aleja de la tienda sin decir nada. La sigo.

—¿Has oído lo que ha dicho? —me pregunta cuando la alcanzo.

—¿Inteligente y divertido a la vez?

—No. Lo de fu-turístico.

—Ah. Tiene toda la razón: combina tecnología absurdamente puntera y turismo: es lo fu-turístico. Un buen jugo de palabras.

—Dirás juego de palabras.

—Sí, sí... pero todo juego de palabras consiste en exprimirlas un poco, ¿no?

M me mira mal. Parece que no está el asunto para bromas.

—Pues yo no creo que lo haya dicho a posta, no. Se ha equivocado, pero ha definido el turismo contemporáneo a la perfección —M se detiene en medio de la acera y se acaricia el mentón: la cosa se va a poner solemne—. Viajar, hacer turismo, es obtener el máximo rendimiento en el mínimo tiempo del lugar visitado; viajar es resolver esta sencilla ecuación. La tecnología nos permite exprimirlo todo hasta el límite, como tus puñeteros jugos verbales. Las guías escritas, auditivas e incluso audiovisuales, disponibles también para dispositivos móviles, no sirven para conocer mejor el objeto de nuestra visita, sino para dirigirnos, para imponernos una ruta. Uno no se informa de todo lo que puede ver, sino que elige una visita sintetizadora y tranquilizadora como se elige entre una película u otra en el cine. ¿Qué Barcelona quieres? ¿La Barcelona familiar, la bohemia, la de sangría, paella y flamenco? Nosotros te damos la que tú quieras y ¡puedes irte de putas o de travelos en cualquier caso! Moto-bicis como los que acabamos de ver nos permiten acortar las distancias y a la vez nos dan falsa y reconfortante sensación de autonomía. Y mejor no hablamos de las agencias de viaje. Creemos que decidimos a dónde vamos y por qué caminos llegamos, incluso pensamos que podríamos ir a cualquier sitio, pero solo seguimos líneas directrices. ¿Recuerdas aquellos dibujos que hacíamos de pequeños, uniendo puntos? Pensábamos que nosotros habíamos hecho el dibujo, que el mérito era nuestro, que descubríamos algo único, cuando en realidad nos limitábamos a concatenar puntos: 1, 2, 3, 4... A diferencia del turismo, aquellos dibujos servían para aprender a contar, no para dibujar; los turistas creemos que dibujamos nuestra hoja de ruta sin aprender nada en el trayecto. Viajar no sirve ya para descubrir ni para abrir los ojos o la mente. Al menos no en Occidente... y Occidente ya ha asimilado los puntos cardinales restantes. En el fondo, lo mismo da viajar que quedarse en casa mirando la tele.

Me mira, sonríe y reanuda la marcha, dirección a la playa. La sigo; qué remedio nos queda.


Segunda conversación manifiestamente surrealista
Después del baño, nos sentamos en una terraza de la Barceloneta. La modorra nos invade y se reafirma con el primer trago de cerveza. Permanecemos en silencio, totalmente atontados y felices.

—¿De dónde son los tíos o tías más buenos que habéis visto nunca? —dice un tipo sentado en la mesa contigua. M lo mira y luego me mira a mí. Sonreímos y nos sentimos más despiertos; la felicidad no se ha destruido, solo se ha transformado.

—Las tías más buenas son las de las islas de esclavos —le contesta otro. Los observo con descaro, como un científico a sus queridos ratones. Son dos chicos y una chica de veintitantos, guapos y estilosos.

—A mí, chicos, me encantan los italianos —dice ella—. Tienen un acento tan sexy... 

—Mi acento favorito es el argentino...

—Los argentinos y las argentinas son espectaculares —prosigue la chica—. No hay ningún país en el cual los dos sexos estén ambos tan y tan buenos. Y sin olvidar a los portugueses: Cristiano Ronaldo es taaaan bello.

—Bah. Todas las portuguesas tienen bigote. Todas.

—Suerte que se lo depilan. Los portugueses también son muy peludos. Tuve un novio portugués tan peloso que se dejaba trenzar los pelos del brazo cuando estábamos en cama. A él lo sosegaba y a mí me excitaba. Ellos sí que son ibéricos, y no los españoles.

—Menos Cristiano Ronaldo. Es tan metrosexual...

—Es maricón.

La chica lo mira con odio. M está a punto de estallar de la risa; a mí también me cuesta aguantarme. No sabemos a dónde mirar ni cómo ponernos. 

—Es maricón y punto. Como todos los metrosexuales. Yo no tengo nada en contra de los maricas, pero los metrosexuales... ¿por qué no salen del armario?

—Todo el que se depila es maricón. Menos el que sea cejijunto, claro. En su caso está justificado.

—Es verdad. Pobres unicejos. Pero el resto, maricones. ¿Por qué no lo reconocen y ya está?

La cosa continúa pero tengo que ir a mear. Cuando regreso, la generación mejor preparada de la historia sigue ensartando todos los tópicos que se suponía que la educación y los viajes destruían. M se está secando las lágrimas con un pañuelo; quiero pensar que solamente llora de risa.

5 comentarios:

  1. Tengo que decir, por si no lo sabes, que la policía del aeropuerto (del Prat, por supuesto)sabe más sobre lo fu-turístico que nadie... Además de su clásica indumentaria, se les distingue por transitar por zonas exteriores e interiores del aeropuerto en una cosa de esas hiper-súper-mega modernas, sustitutas inmejorables de las ya descatalogadas bicicletas y piernas... En fin, que me quedé con ganas de sacarles una foto (mi miedo a ser multada no me lo permitió) y mandártela como imagen publicitaria de lo futurístico...
    Creo que la foto tendría mucho filón en las Europas como forma de atraer más turismo, y acompañada de un buen slogan: "Ven a Barcelona, la ciudad moderna y segura por excelencia"

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    1. XDDDD hubiera sido una buena foto, pero mejor no arriesgarse, creo que son una gente muy susceptible, los policías, y más si los obligan a ir sobre los aparatos estos. En la Ciutadella y alrededores del zoo van en caballo... y también son bastante risibles. La policía montada -pero no motorizada- suele ser bastante graciosa, no se por qué (los que van en bici ya no te digo xd).

      Se podría hacer una postal-tríptico: polis a caballo, polis en bici, polis sobre bici-motos-espaciales XDD La policía del pasado, el presente y el futuro en la misma ciudad! Qué publicistas del turismo de Barcelona seríamos!

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  2. jajaja, me encanta!!!! Cómo es que ninguno decidió estudiar Publicidad, con tantas veces que hemos cambiado de profesión?

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    1. Creo que me quedo con Humanidades (incluso con informática xD).

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  3. ¡Maravilloso! Tus posts son los mejores definitivamente, escribes con una gran precisión y elocuencia. Adoro leerte
    tienes un blog muy genial ¡Por favor sigue subiendo mas sobre cómo
    Viajar Economico!

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