Ayer sufrí un retraso de casi una hora para llegar a las fiestas del Poble Sec, donde había quedado con tres amigos —llamémosles M, L y P—: por falta de aparcamiento desde el Paralel a la Rambla, incluido el Raval entero, tuve que aparcar la bici en la plaza del MACBA, al lado de mi casa, justo donde la había cogido. El viaje más largo, circular y, en definitiva, absurdo que jamás haya hecho en Bicing. Pero los peros del Bicing los conocía de sobra, así que cenando un kebab con una cerveza fui perdiendo el malhumor que provoca no encontrar parking, y, lo que es más importante, fue diluyéndose la sensación de mal de ojo.
Las fiestas del Poble Sec no fueron nada del otro mundo. Escuchamos a Obrint Pas bebiendo cervezas de paki y rodeados de punkis, skinheads, hippies y otros especímenes difíciles de identificar, todos tan adolescentes como independentistas, tan enardecidos que daban ganas de adoptarlos. No se estaba mal, pero en cuanto acabó el concierto cambiamos de ambiente varias veces, concluyendo que, efectivamente, las fiestas del Poble Sec no eran nada del otro mundo.
Así que acabamos yendo a mi bar favorito de Barcelona, cerca de la plaza del Tripi. Es mi bar favorito porque un litro de cubata vale 5€ y uno de calimocho, 3€. También es mi favorito porque a la camarera le caemos bien y nos deja pedir aunque ya haya cerrado. Es mi bar favorito, además, porque es un antro, sucio y cutre a más no poder, en pleno centro de Barcelona. Pero, sobre todo, es mi favorito porque ese bar es parte del mejor ritual nocturno posible: jugar a las películas.
Con un cubata cada dos barbas, sentados en una plaza cercana, al fresco y con algún que otro curioso, representamos representaciones. Cada película puede escenificarse de mil maneras, depende de si la has visto, si crees que los demás la conocen, si es fácil o difícil, si eres un soso o tienes gracia, etc. El que acierta la película representa la siguiente, que se la ha susurrado el anterior actor; así los actores van circulando a la par que las bebidas. Aunque la mímica es importante, lo que más cuenta es la capacidad de asociar ideas para sacarles a los demás la palabra que necesitas. Los resultados suelen ser divertidos y, a veces, poéticos, al menos para los que juegan: los que pasan nos miran entre asustados y compasivos, la visión de lo patético en sus ojos.
Pero conseguir representar
Cuando las representas, las películas malas se vuelven buenas; el verano barcelonés, tolerable y digno de añoranza.
Qué gran noche y qué entrañable!
ResponderEliminarEstuvo muy bien, sí ;P A ver si nos da tiempo de repetir antes de que me pire (tú también te vas pronto, no?).
EliminarMarcho el lunes pero vuelvo el domingo que tengo que estudiar un montón :( A ver si esntre hoy y mañana empiezo y acabo a Sir Jackobson II...
EliminarJoder, a veure si convides algun dia a BCN! xD
ResponderEliminarDoncs no m'hi queda gaire temps, si t'animes a venir un cap de setmana, estàs més que convidat, ja t'ho vaig dir alguna vegada que ens vam veure :P
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