sábado, 28 de octubre de 2017

28 de octubre. Sara Mesa, 'Cicatriz'

Aunque el tópico de que internet es un lugar peligroso es eso, un tópico, también tiene algo de cierto, como cualquier otro. Si no te andas con un poco de cuidado, en internet puedes dejarte la salud y la juventud, pero sobre todo la cartera; lo mismo les pasa a algunos turistas menos precavidos o afortunados. Y cuando exploras el internet profundo corres el riesgo de volver a la superficie traumatizado, en el caso de que vuelvas. Las novelas, el cine y la cultura popular han explotado y exagerado demasiado el peligro de internet, convirtiéndolo en un tópico trillado. Y precisamente la acción de Cicatriz (2015) de Sara Mesa también tiene lugar en la red de redes y su autora juega sabiamente con el horizonte de expectativas del lector, que desde el principio cree que está leyendo una novela de la deep web, con grandes conspiraciones, asesinatos, secuestros, chantajes, violaciones o tráfico de órganos. Sin embargo, Sara Mesa decepciona las morbosas expectativas sin decepcionar al lector: la historia que le cuenta en lugar de la esperada es, aunque mucho más contenida y humilde, mucho mejor.

Los dos protagonistas de Cicatriz se conocen en un foro literario online: una de esas páginas donde unos cuantos frikis literarios como yo hablan 24/7 de libros. Ella se llama Sonia y es una chica provinciana y con poco carácter, bastante convencional a pesar de sus veleidades librescas. Él es el raro; para empezar su nick en el foro es Knut, por Knut Hamsun, el autor de la gran novela Hambre que unos años después simpatizaría con el nazismo (¡incluso le mandó su medalla del Nobel de Literatura a Goebbels!); además, Knut no trabaja porque odia el capitalismo, así que roba de todo para costearse los pocos vicios que tiene. El punto de partida de su relación es el interés común por la literatura, pero en seguida la rareza de él y la pasividad de ella la transforman: Knut le envía libros y otros regalos a cambio de nada, bueno, solo a cambio de conversación y amistad en línea. El lector espera que Knut sea un pervertido cualquiera, pero no le pide a Sonia fotos desnudas ni nada por el estilo; el lector espera que Knut sea un acosador o un asesino de película, pero tampoco. Lo más extraño, lo más perverso, lo más repulsivo de Knut es que se conforma con esto: ser amigo a distancia de Sonia. Obviamente, la suya es una relación tóxica, ya que Knut está obsesionado con Sonia, la controla y la obliga con sus regalos, cada vez más caros, a pasar tiempo con él; porque la violencia no solo es física, también puede ser emocional y verbal.

El estilo de Sara Mesa se complementa a la perfección con el argumento y los temas de la novela —las relaciones personales, el dinero, la violencia invisible—. El narrador de Cicatriz es todo un sociópata: frío y más que distante ausente, sin emoción alguna. Solo de vez en cuando aparecen la voz de Sonia o Knut y sus discusiones en línea, lo que compensa la apatía narrativa general. Pero el ambiente de thriller creado por la voz y por Knut propicia que el lector se tema siempre lo peor.

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