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lunes, 7 de marzo de 2016

The Best of February 2016

Hace un mes estuve en Barcelona, quizá por eso he estado —y sigo— leyendo sobre la ciudad. Creo que estoy oficialmente en busca de La gran novela de Barcelona. Por tanto, en lo mejor de febrero hay tres libros sobre Barcelona (dos novelas, uno de cuentos) y de paso uno con crónicas de los crímenes nazis en Polonia.

1. Pablo Tusset, Lo mejor que le puede pasar a un cruasán (2001)

La primera novela de Pablo Tusset, seudónimo de David Homedes Cameo (Barcelona, 1965), me había sonado siempre a bestseller o novela humorística; es decir, mala literatura. Me equivocaba: Lo mejor que le puede pasar a un cruasán es efectivamente una novela con mucho humor que se vendió muy bien, pero sobre todo es literatura de la buena. Pablo Miralles, el protagonista y narrador, es un treintañero, hijo de una familia de la alta burguesía barcelonesa, que les ha salido rana: no se relaciona con ricos y en vez de trabajar prefiere beber, drogarse, ir de putas y hablar de filosofía por internet. Pero la acción de la novela empieza cuando debe investigar la desaparición de su hermano. Se trata, pues, de una novela negra paródica, como la serie del detective loco de Eduardo Mendoza. Lo mejor sin duda es el personaje, Pablo Miralles, un antihéroe genial: tiene un poco de Torrente (putero, yonqui, guarro), del Ignatius de La conjura de los necios (filósofo y outsider, valga la redundancia) y del profesor Wilt de Tom Sharpe (sagaz, muy crítico, detective por accidente).


2. Jordi Nopca, Puja a casa (2015)

Los cuentos de Jordi Nopca (Barcelona, 1983) están atravesados por dos temas: si la Barcelona de la crisis económica es el asunto de fondo, las relaciones de pareja son el principal; el tercer ingrediente es la muerte de los seres queridos (el libro está dedicado a su abuelo). A pesar de que la atmósfera de la crisis afecta al amor, Nopca no cae en el naturalismo; sus protagonistas son personas normales que pasan por un bache, unas veces más profundo que otras. En general son cuentos realistas, con una prosa muy depurada e irónica, heredera de Quim Monzó y Sergi Pàmies; pero algunos relatos tienen un giro alocado y brutal ("Navalla suïssa", genial) e incluso cierto realismo mágico ("Ens tenim l'un a l'altre"). En "No te'n vagis", a una chica recién doctorada y soltera no le queda más remedio que trabajar en una tienda de ropa. "Cinema d'autor" se burla de las pretensiones culturetas barcelonesas a la vez que humaniza el proceso de seducción. Uno de los cuentos más duros es "Les veïnes", protagonizado por un chino que tiene un bar; sorprendentemente, no es el colectivo asiático el que sufre (como en Biutiful), sino una mujer catalana, alcohólica y medio vagabunda. Si nos ponemos exigentes, para redondear el libro Nopca podría haber incluido alguna pareja homosexual o prestado más atención a los inmigrantes.


3. Zofia Nałkowska, Medallones (1947)

Zofia Nałkowska (Varsovia, 1884 - 1954) formó parte de la Comisión de la Investigación de los Crímenes Hitlerianos cuando ya era una escritora de cierto renombre en Polonia. Aprovechó la ocasión para crear una de las más impactantes obras sobre el Holocausto: Medallones, siete crónicas breves basadas en los testimonios de la Comisión y un ensayito final. El lenguaje de Nałkowska es 100% documental: directo y escueto como una grabación, hace que parezca fácil seleccionar la escena más adecuada y dejar al narrador fuera. Medallones pertenece a una clase de periodismo, si no extinta, escasa, similar a Manuel Chaves Nogales, por ejemplo. Entre los relatos del librito de Nałkowska encontraremos monstruos nazis como el profesor Spanner (un científico que en Danzig/Gdańsk fabricaba jabón con la grasa humana), supervivientes como Dwojra Zieliona (una mujer que perdió un ojo y los dientes) y también "ciudadanos corrientes" (la encargada de un cementerio colindante a un gueto judío). Aunque "los malos" del libro sean los nazis, los polacos no salen totalmente indemnes: el fantasma del colaboracionismo y del antisemitismo recorre inevitablemente el libro, cosa que no placerá al nacionalismo polaco contemporáneo pero sí al que se conforme con la verdad.


4. Francisco Casavella, Los juegos feroces (2002)

Los juegos feroces es la primera parte de la trilogía El día del Watusi, escrita por Francisco Casavella (Barcelona, 1963 - 2008) y recién reeditada. El protagonista y narrador es Fernando Atienza, un adolescente de una barriada charnega que relata lo que le sucedió en Barcelona el 15 de agosto de 1971, el día del Watusi: la hija de un mafioso de su barrio aparece muerta y supuestamente Atienza y su amigo Pepito, un gitano cojo, han visto al asesino, el Watusi, aunque en verdad saben que solo es un chivo expiatorio y recorrerán Barcelona para avisarlo y pedirle ayuda. Los juegos feroces es una novela picaresca en toda regla cuyo Lazarillo es un joven miserable, de madre viuda y medio prostituta, que en vez de amos va conociendo a canallas sacados de una novela de Juan Marsé —el Superman, el Soplagaitas, el Topoyiyo, la Francesa...— y que junto al Pepito forma una versión quinqui setentera de Rinconete y Cortadillo. Por si fuera poco, Atienza cuenta esta historia por encargo de un superpoder desconocido, una "Vuestra Merced" posmoderna que —aún no sabemos por qué— quiere saberlo todo del Pepito, que pasó de gitano marginal a magnate de los negocios. La novela de Casavella rebosa sátira, un lenguaje exuberante —a veces demasiado— y una gran capacidad para crear geniales escenas grotescas y personajes esperpénticos. Pero ¿es El día del Watusi La gran novela de Barcelona? O ¿La gran novela de la Transición? ¿O es El gran bluf? De momento parece ser La gran novela de culto de Barcelona.