Hace unos días, la periodista Karina Sainz Borgo publicó en Zenda
un muy buen artículo sobre la literatura de Barcelona: “¿Quién se atreve con un mapa de Barcelona en 2017?”. Además de actualizar
el listado de escritores de Barcelona y (no es lo mismo) de los que
escriben sobre Barcelona, los relacionaba con las generaciones
anteriores. Aunque la lista no es perfecta ni exhaustiva, a
diferencia de la mayoría de artículos sobre la Gran Novela de
Barcelona que surgen periódicamente, el de Sainz Borgo incluye a
muchas mujeres. Con todo, el porcentaje sigue siendo pequeño
comparado con el de los escritores hombres: si no me equivoco al
contar, hay trece mujeres frente a treinta y tres hombres. Faltan,
entre otras, Mercè Rodoreda, Ana Maria Moix, Carme Riera, Alicia
Giménez Bartlett o Maria Barbal.
Y también falta Montserrat Roig.
De la escritora barcelonesa se suele destacar su compromiso político
con el catalanismo, su militancia en el PSUC y su feminismo, así
como su vertiente periodística y ensayística. Pero también hay que
reivindicar su amplia producción narrativa, que fue precisamente el
ámbito donde empezó su carrera literaria, concretamente en 1970 con
Molta roba i poc sabó... i tan neta que la volen. Son catorce
relatos, todos con títulos tan largos y horrendos como el del
volumen que los contiene. Sin embargo, no está tan claro que se
trate de un libro de cuentos tradicional, ya que los personajes
reaparecen en varios relatos, que se complementan entre sí. Digamos,
pues, que es una novela de relatos, como Winnesburg, Ohio de
Sherwood Anderson, aunque en este caso la ciudad-marco es Barcelona y
la acción gira principalmente alrededor de una familia. Además, los
personajes de Molta roba i poc sabó vuelven a estar en obras
de Roig como Ramona, adéu o El temps de les cireres,
creando un universo literario propio al estilo de William Faulkner
(citado, por cierto, en el epígrafe del libro de Roig).
Otra etiqueta que suele esgrimirse para hablar de Montserrat Roig es que retrata la pequeña burguesía de l'Eixample de Barcelona. Y así es, pero en Molta roba también hay lugar para los charnegos y las clases bajas, por ejemplo, y para la historia de España, Cataluña y Barcelona desde finales del siglo XIX hasta el franquismo, que va marcando el compás de las pequeñas historias. Así, conocemos a una criada cordobesa emigrada a Barcelona, cuya historia recuerda a Carrer Bolívia de Maria Barbal, o a un joven delincuente que desde la cárcel cuenta su vida como si fuera un pícaro, con un humor similar al del detective loco de Eduardo Mendoza. La variedad de tonos y registros es considerable para ser una primera obra: además del humor y una fina ironía catalana, también encontramos intimismo y una valiente voluntad de retratar la actualidad del momento, como haría unas décadas más tarde la mallorquina Llucia Ramis en Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys.
Otra etiqueta que suele esgrimirse para hablar de Montserrat Roig es que retrata la pequeña burguesía de l'Eixample de Barcelona. Y así es, pero en Molta roba también hay lugar para los charnegos y las clases bajas, por ejemplo, y para la historia de España, Cataluña y Barcelona desde finales del siglo XIX hasta el franquismo, que va marcando el compás de las pequeñas historias. Así, conocemos a una criada cordobesa emigrada a Barcelona, cuya historia recuerda a Carrer Bolívia de Maria Barbal, o a un joven delincuente que desde la cárcel cuenta su vida como si fuera un pícaro, con un humor similar al del detective loco de Eduardo Mendoza. La variedad de tonos y registros es considerable para ser una primera obra: además del humor y una fina ironía catalana, también encontramos intimismo y una valiente voluntad de retratar la actualidad del momento, como haría unas décadas más tarde la mallorquina Llucia Ramis en Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys.
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